La historia laboral más importante en este momento está en Minnesota. Podría ser el modelo que todos necesitamos.

Una alineación estratégica de redes de sindicatos y grupos comunitarios en Minnesota ha trabajado durante más de una década para aprovechar su poder colectivo.

Andrea Villanueva estuvo en negociaciones hace cinco días, negociando un nuevo contrato para ella y otros 500 conserjes que limpian algunas de las tiendas más reconocidas de las Ciudades Gemelas Un grupo de trabajadores de seguridad del edificio, también miembros del sindicato SEIU Local 26 de Villanueva, también estaban en negociaciones en el mismo edificio. Los trabajadores se encontraron en los pasillos mientras avanzaba el día, deteniéndose para animarse unos a otros y expresar su solidaridad. 

El Local 26 es solo una parte de una red de sindicatos y grupos comunitarios en Minneapolis y St. Paul que alinearon sus fechas de negociación para nuevos contratos—y en algunos casos, votaciones de huelga—alrededor de una fecha límite del 2 de marzo, establecida deliberadamente para maximizar su influencia y ganar demandas comunitarias determinadas colectivamente en torno a cuatro temas clave: trabajo digno, vivienda estable, un planeta habitable y buenas escuelas. 

Esa fecha límite llegó hoy, y ahora comienza una Semana de Acción que probablemente incluirá miles de trabajadores en huelga, protestas, y eventos de arte y teatro. 

En este esfuerzo colectivo, a los 8,000 miembros de Local 26 se le unen miles de personas más: maestros y trabajadores de apoyo escolar, trabajadores de 12 residencias de ancianos, empleados de parques y servicios públicos, conductores de transporte público, trabajadores de construcción, trabajadores de restaurantes, y grupos comunitarios que se enfocan en luchar por vivienda estable y justicia climática. Antes del 2 de marzo, 15,000 trabajadores estaban preparados para declararse en huelga, y aunque algunos han llegado a un acuerdo, unos 10,000 todavía podrían abandonar sus puestos de trabajo esta semana. 

Son miembros de grupos que incluyen a SEIU Local 26, la Federación de Educadores de Saint Paul (SPFE), SEIU Healthcare Minnesota & Iowa, el Sindicato de Tránsito Amalgamado (ATU) Local 1005, CTUL, Inquilinxs Unidxs por Justicia, la Federación de Maestros de Minnesota (MFT) Local 59, LIUNA Local 363, Minnesota AFL-CIO, UNITE HERE Local 17, AFSCME Local 3800, CA Local 7260, Unidos MN, ISAIAH, y muchos más.  

Unidos en torno a la pregunta, “¿Qué podríamos ganar juntos?”, este amplio sector representativo de la clase obrera de Minnesota decidió pasar a la ofensiva, desarrollando un conjunto de principios a lo largo de meses, que a su vez fueron posibles gracias a años de desarrollo de relaciones a través de protestas y crisis superpuestas.  

Un poco después de que hablamos ese día, Villanueva y sus colegas sintieron que el poder colectivo se manifestaba: llegaron a un acuerdo tentativo con sus empleadores después de meses de negociación. La huelga que habían autorizado a comenzar el 4 de marzo no sería necesaria, pues ganaron un aumento de 17% en salario base, un mejor plan de seguro médico, más tiempo libre remunerado, y sus primeras vacaciones pagadas en día de Acción de Gracias y Navidad. 

Al día siguiente, los trabajadores de seguridad que estaban negociando en la misma propiedad también llegaron a un acuerdo, que incluía aumentos salariales de hasta 27%, planes de jubilación 401k pagados por el empleador, y un día feriado pagado para “Juneteenth” o Día de la Liberación. 

Lo que está ocurriendo en las Ciudades Gemelas podría ser un modelo esencial para la clase obrera en todas partes: un ecosistema de movimientos cuyos miembros están en profunda solidaridad a pesar de las diferencias, que piensa estratégicamente y planea para el largo plazo mientras maximiza su poder actual. Un movimiento que entiende que los trabajadores también son inquilinos, vecinos, gente que quiere una ciudad y un clima habitable—y que pueden amplificar exponencialmente su poder si actúan juntos. 

“Hemos aprendido una y otra vez,” explicó el presidente del Local 26, Greg Nammacher, que “cuando intentamos luchar por justicia en nuestros carriles separados, no tenemos tanto éxito como si presionamos por la justicia juntos en nuestras diferentes organizaciones.”

“En cierto modo, es divertido estar todos juntos,” me dijo Villanueva. 

Villanueva ha trabajado para una empresa llamada Carlson Building Maintenance durante casi 16 años, y durante los últimos seis años ha estado limpiando un supermercado de lujo, Lunds & Byerlys. Ganaba un poco más del salario mínimo ($16.07 por hora, cuando el mínimo de la ciudad es $15.57) y tuvo dificultades para pagar su seguro médico—y los costos han sido elevados. 

Cuando Covid llegó por primera vez a Minnesota, me dijo que contrajo el virus y tuvo que ser intubada. “Dicen que por eso tengo agujeros en los pulmones. Y ahora, cuando estoy trabajando, siento que a veces me quedo sin aliento,” dijo en español. “Después de tener covid, no quedas igual.” Estuvo sin trabajo durante cuatro meses y el único apoyo que recibió, dijo, fue del sindicato. La compañía “nos llamó héroes y trabajadores esenciales, pero durante ese tiempo, nunca nos ayudaron.” 

Mucho depende de su salud. Villanueva y su esposo apoyan a sus padres en México, así como a su nuera y a su nieta de siete años, de quien habla con orgullo: “Es muy lista en la escuela. Me dice que cuando sea mayor, quiere ser doctora.” Un mejor seguro médico le resultará muy útil, y también está contenta de recibir vacaciones pagadas por primera vez. 

“Nuestros miembros han pasado por muchas dificultades en los últimos años, siendo trabajadores esenciales en la primera línea de la pandemia. Y ahora, ver estos avances en aspectos como la jubilación y los salarios es algo muy significativo para las personas que han sacrificado tanto para estas industrias,” dijo Nammacher. “Así que estamos muy orgullos de los pasos que vienen, pero también queda claro: estos son solo [algunos] de los pasos que se necesitan para mejorar realmente a nuestra comunidad.” 

APUESTAS ESTRATÉGICAS, Y VARIOS MODELOS

Los debates sobre la estrategia política y sindical a menudo se enfocan en encontrar el modelo más adecuado que funcione para todos. Pero los sindicatos y las organizaciones comunitarias de Minnesota que fijaron la fecha límite del 2 de marzo muestran que tales argumentos a menudo plantean preguntas equivocadas. Más bien, su modelo es: muchos modelos a la vez. 

En parte, porque lo que hace que esta estrategia sea tan poderosa es su multiplicidad, puede ser difícil escribir sobre ella en términos simples. Al actuar de forma alineada en lugar de al unísono, estos sindicatos y grupos comunitarios han podido influir a personas influenciales en la política y el sector privado que de otro modo los habrían ignorado, mientras experimentan con una variedad de tácticas. 

En lugar de intentar forzar a todos a actuar de una forma, los grupos en esta alineación están pensando y actuando, como lo expresa Rodrigo Nunes en su libro “Ni Vertical Ni Horizontal: Una Teoría de Organización Política”, de forma holística. Organizar de esta manera, sugiere Nunes, significa “enfocarse en la cooperación en lugar de la competición, fomentar los recursos comunes y las relaciones mutuamente beneficiosas, y elaborar estrategias teniendo en mente un amplio campo de fuerzas políticas”. Significa preguntarse cómo las organizaciones pueden complementarse entre sí, en lugar de competir por recursos o exigir un consenso de 100%. 

“Hemos tenido que averiguar cómo trabajar juntos de nuevas formas, siempre respetando la autonomía de cada organización”, explicó Nammacher. “Pero al hacer ese arduo trabajo de coordinación entre estos sectores, entre estos sindicatos, entre la comunidad y los trabajadores … podemos lograr algo que es mucho más que si lo hiciéramos solos.” 

Esta red de relaciones en Minnesota se ha construido de forma lenta y metódica durante la última década, a medida de que los sindicatos se inclinan cada vez más hacia las estrategias de los movimientos sociales, y se fundan y florecen grupos comunitarios en la intersección de la organización laboral, los derechos de los inmigrantes y la justicia racial. 

“Por demasiado tiempo, siento que el movimiento laboral ha cometido el error de dejarnos asilar y actuar como si las negociaciones se trataran solamente de mejorar las condiciones de un pequeño grupo de personas”, dijo Nammacher. “Y creo que es esencial que un movimiento laboral este hombro a hombro con otros sindicatos, con otras organizaciones comunitarias, porque es la única manera en que vamos a ser visibles.”  

Una de las primeras alianzas en este ecosistema fue entre el Local 26 y el Centro de Trabajadores Unidos en la Lucha (CTUL), un centro de trabajadores que se organiza principalmente en comunidades latinas. Siguiendo el modelo de la célebre campaña Justicia para los Conserjes, organizaron con éxito a los trabajadores de limpieza de Target y otras grandes tiendas en el sindicato, presionando a las empresas para exigir mejores estándares en las compañías subcontratistas (compañías de limpieza como Carlson, donde trabaja Villanueva.) Desde entonces, y recientemente, CTUL se ha basado en ese modelo y ha colaborado con el Consejo Regional de Carpinteros de los Estados del Centro Norte y otros sindicatos de la construcción para implementar un modelo similar en la industria de construcción, donde los trabajadores inmigrantes son explotados de forma similar. 

Douglas Guerra es uno de esos trabajadores de construcción. Ha estado en la industria durante 16 años y dijo, “Si me pagaban por el día, por la hora, o como contratista independiente, el hilo común ha sido el robo de salario.” Fue este robo desenfrenado que lo llevó a CTUL, que lo ayudó a recuperar parte del pago que le faltaba. “Parece que el sistema está diseñado para apoyar a los patrones y no a los trabajadores,” dijo. Decidió quedarse y ayudar a luchar por otros trabajadores. 

Durante la Semana de Acción, esperaba participar en sesiones de aprendizaje en una “escuela de liderazgo” con otros trabajadores, y liderar una acción pidiendo al desarrollador Solhem que se una al programa Construyendo Dignidad y Respeto. 

“Solo quiero que todos sepan que no estamos solos,” dijo Guerra. “No importa tu raza, no importa tu género, no importa de donde eres. Todos tenemos el derecho a levantarnos y luchar.” 

Estela Tirado, trabajadora de un restaurante y madre que trabaja en el centro de Minneapolis, también es miembro de CTUL y, como Guerra, también se puso en contacto porque le habían robado su salario. Ha estado involucrada con CTUL durante dos años, y formó parte de la planificación de una acción para presionar a la ciudad de Minneapolis para que establezca una junta de normas laborales. Dos días después de la fecha límite del 2 de marzo, testificará frente al concejo municipal sobre porque la junta, que podría ayudar a regular industrias que son difíciles de organizar, como la hotelería, es tan necesaria. Muchos trabajadores en restaurantes, dijo Tirado, “tienen miedo de hablar sobre sus derechos porque ¿qué harían sin un trabajo? Pero creo que es importante que nos levantemos. Tenemos que alzar la voz.” 

La junta de normas y el programa Construyendo Dignidad y Respeto son solo dos ejemplos de las formas en que trabajadores no sindicalizados pueden ganar poder y generar un impacto más allá de su propio lugar de trabajo. Son lo que Nunes llamó “apuestas estratégicas,” intentos para imaginar y ejecutar planes transformativos que tal vez no siempre tengan éxito, pero que ofrecen modelos replicables para la innovación que pueden repetirse. El programa es nuevo; la junta de estándares laborales aún no existe, pero si cada intento tiene éxito o fracasa, CTUL y sus socios aprenderán algo sobre su dirección general y qué tácticas probar a continuación. 

Pensar de forma holística sobre los movimientos no necesariamente significa pensar sobre la crisis climática, pero el clima es uno de los cuatro enfoques de la alineación de Minnesota. Unidos MN, otra organización asociada que tiene raices en el movimiento DREAMer y se ha centrado en la justicia ambiental. Una de sus demandas claves, según la principal organizadora climática Ulla Nielsen, es “una transición de energía limpia bloque por bloque para las residencias,” y que esta transición significaría que los empleos de energía limpia serían empleos sindicales. Los miembros de Unidos MN están muy familiarizados con las pésimas condiciones del trabajo de la construcción descritas por Guerra, y quieren garantizar que el trabajo de transición verde sea un trabajo mejor.

Pero más allá de la cuestión del empleo, también están pensando en cómo la transición puede mejorar la vida cotidiana de las personas. “Queremos asegurarnos que cada residente de Minneapolis tenga acceso a energía limpia y saludable en sus hogares, porque … uno de los mayores contaminantes son los edificios en Minnesota,” explicó Lupe Tejada Díaz, una líder de Unidos MN. “Y para asegurarnos que todos tengan un aire más saludable y lugares más saludables donde estar, tenemos que comenzar en casa.” 

Muchos de los inmigrantes recientes en las Ciudades Gemelas, dijo Díaz, son ellos mismos refugiados climáticos y, por lo tanto, ven al trabajo de mitigación climática como una forma de “prevenir que la crisis climática se intensifique aún más, hasta el punto de desplazarlos una vez más.” Por eso, Unidos MN está reuniendo a miembros que han trabajado en empleos no sindicalizados con inquilinos y otros miembros de la Coalición del Fondo de Transición Justa, como parte de esta Semana de Acción, destacando sus victorias en la obtención de fondos públicos para la equidad climática y exigiendo más. Si, dijo Nielsen, la política federal sigue a la estatal y local, entonces una ciudad como Minneapolis “puede crear un modelo que puede ser una inspiración para otros lugares y que la gente vea, incluso si no te importa el clima, que esto genera ahorros. Esto está abordando disparidades raciales duraderas. Esto proporciona un ecosistema más saludable, y un ecosistema social para la ciudad.” 

Las redes que han hecho todo esto posible, y que está demostrando su poder esta semana, dijo Diaz, está brindando un renovado sentido de esperanza a la comunidad. 

SEMILLAS Y OLAS

La diversidad de las organizaciones (en membresia y proposito‚ que son parte del alineamiento en Minnesota, dijo Nammacher, tambien es parte de su fortaleza. “En realidad, representamos una enorme parte de la comunidad. Por la noche, cuando estamos negociando hasta las 2 de la mañana, tratando de lograr un acuerdo, escuchamos hip hop, música country, música tradicional del este de áfrica, y salsa [sonando].” 

Es un ecosistema que he seguido desde los días de Occupy Wall Street y su grupo derivado, Occupy Homes. Cuando escribí sobre Occupy Homes en mi primer libro, Necessary Trouble, Cat Salonek, directora ejecutiva de la coalición Tending the Soil, que incluye a Unidos MN, Local 26, CTUL y otros, describió a Occupy como “un diente de león que fue arrastrado por el viento.” 

Esas semillas se convirtieron en nuevos movimientos, nuevas organizaciones que, a su vez, volvieron a explotar y lanzaron nuevos esfuerzos. Salonek también sugirió más tarde que las organizaciones de justicia social y sindicatos pueden retener la energía del movimiento, como un charco de marea retiene agua e incuba vida entre mareas altas. “Después de Occupy Wall Street o después de Black Lives Matter, ese maremoto baña la nación y luego regresa, y lo tratamos de contener tanto como podamos. Entrenamos, y nos desarrollamos, y cuando llegue la próxima ola, seremos mucho más grandes y más fuertes, y podremos empujarla mucho más lejos y capturar más a medida que regrese.”  

Salonek estaba con Tending the Soil cuando visité Minneapolis en mayo de 2023, y me presentó a otras dos organizaciones de esa coalición: New Justice Project, una organización dirigida por personas negras que trabaja con personas anteriormente encarceladas y en comunidades de bajos y nulos ingresos; e Inquilinos Unidxs Por Justicia, también conocido como IX. IX también surgió, como un diente de león, de Occupy Homes, y sus miembros también están tomando acción esta semana. Sus fundadores, Jennifer Arnold y Roberto Edward de la Riva Rojas, querían construir un sindicato de inquilinos que pudiera enfrentarse a los propietarios más poderosos de la ciudad.

En un artículo de 2021 en The Forge, de la Riva Rojas escribió que “la campaña que comenzó en las cocinas y salas de los inquilinos terminó ganando más de $13,000,000 en riqueza colectiva para los inquilinos, detuvo a más de 1,000 desalojos, y puso viviendas asequibles en el mapa de Minneapolis. La campaña culminó cuando el propietario nos vendió cinco edificios para crear la cooperativa de vivienda, “Cielo Sin Límites”. 

Para IX, me dijo Arnold la primavera pasada, la autonomía es un valor esencial. “Sentimos que tenemos una valencia que se trata de: ‘¿Cómo tomamos esto y lo administramos por nosotros mismos?” La democracia no tiene sentido si la clase obrera no tiene autonomía. La cooperativa de vivienda Cielo Sin Límites es una parte del proceso, y aunque IX sigue organizando a los inquilinos, también tiene en la mira otro premio: la vivienda social. 

Alibella Rodriguez  ha estado involucrada con IX desde que unos organizadores tocaron a la puerta de su apartamento hace unos siete años. Había estado lidiando con lo que unos de los organizadores de IX llaman “el ciclo”, donde los propietarios se niegan a hacer reparaciones, culpan a los inquilinos por cosas como plagas de cucarachas, y luego, al enfrentar alguna consecuencia por parte de la ciudad o los tribunales, desalojan a los inquilinos o venden el edificio. Llamó a IX cuando recibió una notificación de desalojo un invierno. Ella y sus vecinos decidieron luchar. 

Las cosas han mejorado desde su caso judicial, me dijo Rodriguez. “El propietario se porta un poco mejor. Se toma tiempo para hacer las reparaciones, pero si las hace.” Pero muchas personas que ella conoce aún están pasando por el ciclo. Por eso, en esta Semana de Acción, participará en un foro con los comisionados del condado para hablar sobre la vivienda social. 

“Lo que queremos hacer es iniciar estas conversaciones con el condado para que puedan comprar propiedades y ser dueños de ellas”, explicó Edain Altamirano, un organizador con IX. Lo que quieren son viviendas sociales controladas por la comunidad, que son accesibles para todos, independientemente de sus ingresos o estado migratorio, y que son dirigidas democráticamente. “La gente que vive en la propiedad puede decidir que se necesita, y comprometerse sobre cómo vamos a mantenerla, y cómo vamos a reproducirlo.” 

Ser parte de la alineación, dijo Altamirano, consiste en dejar claro que la vivienda es un asunto de todos, que todos los trabajadores necesitan una vivienda digna, y que si la renta sigue subiendo, cualquier aumento en la mesa de negociaciones se desvanecerá en el alquiler. Los sindicatos de inquilinos que se dirigen a propietarios concretos funcionan de manera similar a un sindicato laboral: organizan a las personas que han sido elegidas por capital (es decir, el propietario, o el empleador) en lugar de ser autoseleccionados. Este tipo de organización es más difícil en muchos sentidos, pero los organizadores en Minnesota están demostrando lo que es posible cuando se hace bien. 

LEVANTAMIENTOS Y NEGOCIACIONES POR EL BIEN COMÚN

Minneapolis fue el centro de la rebelión de George Floyd; esto, mucho del país ya lo sabe. Pero lo que la gente probablemente no sabe es que Floyd fue asesinado justo al final de la cuadra del edificio de oficinas que CTUL comparte con IX, que se convirtió en un eje esencial para el movimiento durante el levantamiento, asistiendo con la distribución de alimentos y ofreciendo un lugar seguro contra los gases lacrimógenos. 

Unos cinco años antes de que asesinaran a Floyd, la policía de Minneapolis asesinó a Jamar Clark, y los activistas respondieron ocupando el Cuarto Precinto durante dos semanas. Las relaciones construidas durante esa ocupación se traducirían en una mayor organización cuando Philando Castile, supervisor de la cafetería de la escuela St. Paul, fue asesinado por un oficial de policía en un suburbio de St. Paul en julio de 2016. Castile era querido por los estudiantes de la escuela donde trabajaba, y su muerte impulsó a los sindicatos de maestros a tomar acción: durante el verano de 2016, cuando la Federación Americana de Maestros tuvo su convención anual en las Ciudades Gemelas, la Federación de Educadores de St. Paul (SPFE, entonces la Federación de Maestros de St. Paul) ayudaron a organizar una marcha que culmino en la ocupación de la calle frente al sede de US Bank, y resultó en 21 arrestos. En ese momento, escribí que este era “un raro momento en que los miembros del sindicato desafiaron a la policía como miembros del sindicato.” 

El alcance y la profundidad de la rebelión de George Floyd fue posible por un ecosistema de movimientos en las Ciudades Gemelas que habían creado confianza y relaciones que podían resistir las llamas y el gas. CTUL y otros no iniciaron ni lideraron la rebelión, pero brindaron espacio y apoyo a medida que se desarrollaba, y los habitantes de Minnesota habían desarrollado su comprensión de la violencia policial a lo largo de los años, en parte a través de las protestas y acciones directas que dieron fuerza al levantamiento. Como notó Nunes, “Por más improvisada y espontánea que sea una manifestación o un motín, nunca corresponde realmente al mito de una multitud de individuos desconectados que se unen todos a la vez, como una multitud en un musical que mágicamente se pone a cantar.”

“Hay que seguir reconstruyendo esa confianza,” dijo Greg Nammacher. “No puedes dar por hecho el pasado. Todas nuestras organizaciones ven muchos cambios y, a medida que nuevos miembros y líderes entran en nuestras organizaciones, algo que es importante y grandioso, pero sí significa que tenemos que crear las oportunidades para que las organizaciones reconstruyan y profundicen esa confianza  mientras que planeamos para luchas cada vez más ambiciosas.” 

La vicepresidenta de la Federación de Maestros de Minneapolis (MFT), Marcia Howard, tambien estaba profundamente involucrada en lo que se conoció como la Plaza de George Floyd, y la justicia racial fue componente clave de la huelga de MFT en 2022—la primera gran huelga de maestros de la era covid, y una en que SPFE y MFT habían coordinado sus plazos de huelga, para una posible huelga de escuelas en dos ciudades. Los maestros y trabajadores se enfocaron especificamente en los empleados peor pagados de las escuelas, quienes tendian a ser trabajadores de color. Ma-Riah Roberson Moody, asistente de educación especial en la escuela secundaria Roosevelt de Minneapolis, y la primera vicepresidente del capítulo de Profesionales de Apoyo Educativo de la MFT, me dijo en ese momento: “Tenemos estos problemas que son compartidos, especialmente entre distritos. St. Paul tiene algunas cosas por las que negociaron, se declararon en huelga y admiramos algunas de las cosas que pudieron asegurar a través de ese proceso.” 

Esta vez, los maestros vuelven a negociar al mismo tiempo. SPFE ha autorizado una huelga, y es posible que MFT también lo haga si no llegan a un acuerdo en su proceso de mediación. 

Shanaz Padamsee es especialista en intervención conductual en la escuela en línea de St. Paul, y forma parte del equipo de negociación de SPFE. La escuela en línea es solo uno de los muchos entornos de aprendizaje que ofrece St. Paul, dijo Padamsee, desde una nueva escuela especializada enfocada en culturas de África Oriental, y otras escuelas de lenguaje dual, y hasta escuelas Montessori y de Bachillerato Internacional. 

“Tenemos maestros y educadores que necesitan estar muy al tanto de todos estos métodos de enseñanza,” dijo. “Queremos asegurarnos de mantener este talento en nuestras escuelas.” Pero el distrito sigue subvalorandolos en cuanto a paga y beneficios—como a casi todas las personas con las que hable para este artículo, a ella le preocupan los costos de atención médica. 

Aun asi, lo que le gusta a Padamsee de estar en SPFE es que el sindicato prioriza algo más que paga y beneficios. “Hay toda una gama de cosas diferentes que les importa a los maestros. ¿Cómo mejoramos a nuestras escuelas? No solo nuestras vidas, pero ¿cómo mejoramos las condiciones de nuestros estudiantes también?”

Esta es una estrategia conocida como Negociación por el Bien Común, que comenzó con sindicatos de maestros, primero en Chicago en su histórica huelga de 2012, y luego extendiéndose a lugares como Los Ángeles y St. Paul, donde los maestros han presentado una variedad de demandas comunitarias a la mesa de negociaciones.  

“Las próximas huelgas y la Semana de Acción de Minnesota comienzan con la pregunta: ‘¿Qué podríamos ganar juntos?”, me dijo Marilyn Sneiderman, directora ejecutiva del Centro de Innovación en la Organización de Trabajadores en la Universidad de Rutgers, que incuba iniciativas de Negociación por el Bien Común (BCG, por sus siglas en ingles) con sindicatos de todo el país. “Estando en contacto profundo con miembros de diferentes sindicatos y organizaciones comunitarias, desarrollando demandas que resuenan entre los trabajadores y la comunidad en general, centrándose en la justicia racial y los derechos de inmigrantes, Minnesota está demostrando como las campañas de Negociación por el Bien Común pueden generar el poder necesario para reconstruir el movimiento laboral, empoderar a las comunidades, y lograr un cambio transformador.” 

Los maestros de St. Paul han ganado en cuestiones como clases mas pequeñas y menos examenes estandarizados, y tambien han creado una innovadora iniciativa de justicia restaurativa en las escuelas. Al organizarse junto con estudiantes y padres, así como con otros trabajadores escolares en las Ciudades Gemelas, han podido ganar más en las escuelas, y mantener el apoyo de la comunidad cuando se ponen en huelga. El lema de BCG en las escuelas ha sido: “Las condiciones laborales de los maestros son las condiciones de aprendizaje de los estudiantes,” y las acciones planeadas para esta semana en Minnesota nos muestran cómo sería expandir esa filosofía a muchos más grupos de trabajadores. 

Casi todos los trabajadores que participaron en la Semana de Acción fueron los llamados “trabajadores esenciales” durante Covid, y por eso, dijo Nammacher, uno de los temas que ayudó a solidificar su alineación fue la lucha por el salario de los trabajadores esenciales al nivel estatal. Otro fue la estabilización de la renta, porque como comentó Edain Altamirano de IX, cada trabajador también necesita vivienda. 

Pero la confianza que han generado va más allá de los objetivos políticos, y eso se debe en parte, dijo Nammacher, porque el movimiento ha creado espacios para que los trabajadores puedan traer a todo su ser, con todo y sufrimiento, a la sala. “Obviamente eso es muy difícil, pero una y otra vez hemos visto que si creamos espacios democráticos para que los miembros se unan y pongan sus problemas sobre la mesa, y sean escuchados, y tomen decisiones colectivas sobre cómo convertiremos es dolor en demandas públicas, ya sea a nuestro gobierno o a nuestros empleadores, que la gente tiene una capacidad increíble para encontrar empatía entre sí mismos, y unirse de maneras increíblemente poderosas.” 

Continuó: “Sólo cuando tomamos el tiempo para hacer eso, y dejar que la gente ponga ese dolor en el cuarto, y navegar ese proceso, y encontrar esos puntos en común, podremos luchar juntos. Solo cuando lo hagamos podremos permanecer unidos en los momentos difíciles, cuando los empresarios o los políticos nos intenten dividir. Si no hacemos ese trabajo, somos mucho más vulnerables a la división.”

Sin embargo, la clave para la estrategia de negociación por el bien común es la huelga. Es donde los trabajadores tienen la máxima influencia, y donde pueden ejercer esa influencia sobre una variedad de cuestiones que tal vez no se consideraron temas validos para la negociación. (Y, debo agregar, temas que una franja de la izquierda a menudo descarta como si no fueran reales.) Local 26 hasta celebró la primera huelga climática autorizada por un sindicato en el país, obteniendo aumentos salariales y financiación para la educación ecológica.  

Así que, cuando Padamsee y yo hablamos, ella se estaba preparando para una posible huelga el 11 de marzo. 

¿QUÉ PODEMOS LOGRAR JUNTOS?

No todas las apuestas estratégicas serán vencedoras, pero hay algo que aprender también de las pérdidas, y se puede generar la confianza al enfrentarlas honestamente. La campaña para reemplazar el Departamento de Policía de Minneapolis con un departamento de seguridad pública fallo, pero, según señaló JaNae Bates del grupo de justicia social interreligioso ISAIAH, organizaciones como ISAIAH y el New Justice Project aprendieron tácticas de ese esfuerzo para logar cambio. 

Cada esfuerzo, incluso los que fracasan, ofrece oportunidades para aprender nuevas tácticas que se incorporan a la caja de herramientas del ecosistema activista. A medida que se acerca la fecha límite del 2 de marzo, dijo Nammacher, “hemos tenido varias capacitaciones de más de 150 líderes de primera línea, y miembros de base de diferentes sindicatos y organizaciones comunitarias. En octubre, reunimos a mil personas.” 

La reforma interna dentro de los sindicatos y las organizaciones también influye en el proceso.

AJ Lange es el nuevo gerente comercial de LIUNA Local 363, que, me dijo, había sido “una especie de local somnoliento, que nunca había organizado mucho a los trabajadores de base.” Los miembros trataban al sindicato como una máquina expendedora en lugar de una organización para construir y utilizar el poder colectivo. Pero ahora, los empleados de obras públicas de la ciudad de Minneapolis, miembros de la local, votaron el 99% para autorizar una huelga como parte de la acción colaborativa, potencialmente tan pronto como el 5 de marzo. MFT y Local 26 los alinearon, y apoyaron a Lange en lo que se puso al tanto, y, noto, en realidad tenía mucho sentido que su sindicato participara. 

Local 363 representa a unos 1,000 trabajadores del sector público en las Ciudades Gemelas y sus alrededores, trabajadores que, dijo Lange, son “héroes anónimos, un pilar, el pegamento que mantiene unida a la ciudad y la hace funcionar.” Son los trabajadores de los que a menudo nos olvidamos hasta que algo deja de funcionar: mantienen los drenajes y el tratamiento de las aguas, el mantenimiento de las calles, el saneamiento, los parques, y más. Los salarios son una cuestión clave para ellos, también como lo son para todos. También es esencial la dotación de personal, pero encima tienen interés profundos en otras cuestiones: 

Sus miembros, dijo Lange, habían sido llamados para limpiar despues del Levantamiento, y para limpiar después de que la ciudad desaloja las campamentos de personas sin hogar—algo que no sería un problema si la ciudad tomara en serio la justicia y el derecho a vivienda. “Esto es una falla de liderazgo y planificación, falla de varios actores involucrados en el proceso de toma de decisiones,” dijo. “Ese es un problema en que realmente estamos en la primera línea, y también lo abordamos en nuestras vidas personales.” La ciudad, señaló, está “pagando salarios que significa que tienen dificultades para encontrar una vivienda asequible.” 

Cuando se trata de la crisis climática, el Local 363 también tiene interés, dijo Lange. Son responsables del mantenimiento de los árboles y los espacios verdes de la ciudad, y también del sistema de aguas pluviales. Y mantienen los centros recreativos, los parques donde juegan los niños cuando no están en la escuela. “También es componente de las buenas escuelas,” dijo. Su trabajo es esencial para mantener lo que llamo “una comunidad habitable también, un lugar para crecer, ser familia, y brindar una vida decente que todos merecemos.” 

Mirando más allá de las próximas acciones de esta semana, vale la pena señalar que United Auto Workers invitó recientemente a otros sindicatos que coordinen sus fechas de vencimiento de sus contratos con el final de los contractos de los Tres Grandes (los tres mayores fabricantes de automóviles, siendo General Motors, Ford, y Fiat Chrysler), el 1 de mayo de 2028. Lo que está sucediendo en Minnesota en este momento es una indicación de que podría pasar si los sindicatos, grupos comunitarios, y organizaciones de justicia social y justicia climática alinean sus objetivos y los vinculan con la potencial de huelgas múltiples. Es un ecosistema en que la gente trabajadora ha desarrollado su capacidad colectiva tras años; nos recuerda que coordinar la acción de huelga no es tan simple como elegir una fecha, pero también que elegir una fecha puede darle a la clase obrera un objetivo en torno al cual construir.  

La fecha límite de hoy del 2 de marzo, dijo Nammacher, ya ha dado sus frutos: los trabajadores obtuvieron aumentos del 17%, 20%, 22%, ganando vacaciones pagadas y seguro médico asequible por primera vez. Y hay más por venir. 

“Evidentemente, apenas vamos comenzando, la gran mayoría de nuestra membresía, y otros miembros de la coalición, aún no han logrado llegar a  acuerdos. Si llega a ser necesario, estamos muy preparados para ponernos en huelga,” dijo Nammacher. 

Miles de trabajadores en Minnesota estarán luchando la semana que entra, exigiendo juntas de normas laborales y trabajos de construcción justos, viviendas sociales, programas climáticos, escuelas para todos, y parques saludables. 

¿Qué más podrían lograr juntos, después de esta demostración de poder?” 

Este artículo es una publicación conjunta de In These Times y Workday Magazine, una sala de redacción sin fines de lucro dedicada a responsabilizar a los poderosos desde la perspectiva de los trabajadores. 

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