Informe de una planta empacadora de carne: “Si nos unimos como trabajadores, tenemos el poder”

Una trabajadora de una planta avícola y delegada sindical en Minnesota, comparte sus reflexiones sobre la lucha por proteger a los trabajadores inmigrantes.

Este artículo también está disponible en inglés. Traducción de María Uhlmann

Dina Velasquez Escalante trabaja en una planta avícola en el sudoeste de Minnesota. Su día de trabajo consiste en inspeccionar el pollo que millones de estadounidenses consumen a diario. Lo que busca son tumores, huesos y órganos, además de retirar la bilis. Luego de 6 años de trabajo intenso, y de adquirir experiencia en casi todos los puestos de la línea de producción, ahora se encuentra en el laboratorio analizando muestras de pollo para asegurar la mejor calidad.

Como delegada sindical de la Unión Internacional de Trabajadores de la Industria de Alimentos (UFCW, por sus siglas en inglés) Local 663 en Butterfield Foods en Butterfield, Minnesota, Escalante también se encarga de asegurar que sus compañeros de trabajo reciban un trato justo y condiciones de seguridad en su trabajo. Mientras que el trato a los trabajadores ha sido un problema en la industria cárnica durante décadas, las alarmantes denuncias a través del Medio Oeste en años recientes, han conducido a investigaciones del Departamento de Trabajo en varias plantas. 

En 2022, Tony Downs Food Group en Madelia, Minnesota, fue acusado de usar mano de obra infantil, reportando que menores desde los 13 años trabajaron específicamente en la unidad sanitaria—-un trabajo que, menciona Escalante, es uno de los más riesgosos para lesiones provocadas por estrés repetitivo. Butterfield Foods, donde trabaja Escalante, suministra producto avícola a Downs Food Group y comparten el título de propiedad. Tras la investigación, UFCW Local 663 exigió un fondo de bienestar infantil para evitar que en el futuro se repitan casos de explotación infantil. 

Como parte de una investigación del Departamento de Trabajo sobre el uso de mano de obra infantil en ciertas plantas de la industria cárnica, el Departamento de Seguridad Nacional ha implementado un programa de acción diferida que concede a los trabajadores indocumentados una protección temporal de deportación si cumplen con requisitos específicos. 

La acción diferida se implementó en varias plantas empacadoras de carne a través del Medio Oeste dados los reportes recientes de uso de mano de obra infantil, incluyendo la planta avícola donde trabaja Escalante. Por su parte, Escalante menciona que algunos trabajadores no solicitan la acción diferida por temor a ser deportados una vez que concluya la protección. A su vez, otros trabajadores se muestran intranquilos al compartir su domicilio y otra información con agencias gubernamentales. 

La continuación de esta protección, la cual es un programa de la administración Biden, dependerá del resultado de las elecciones del 2024. 

Durante el último año, la UFCW ha ofrecido sesiones de información a los trabajadores para que presenten su solicitud de acción diferida. Una de estas sesiones tuvo lugar a finales de junio en una iglesia de St. James, Minnesota. Junto con la estación de radio de música latina tocando, la iglesia estaba repleta de trabajadores de plantas empacadoras y sus familias. También asistió la presidenta del UFCW Local 663, Rena Wong. 

En una entrevista conducida por Workday Magazine en colaboración con Truthout, Wong subraya la importancia del programa, para que los trabajadores puedan “vivir fuera de las sombras y poder reportar abusos”. Wong y Escalante mencionan que muchos trabajadores de plantas empacadoras de carne no presentan acusaciones de abuso debido a su estatus migratorio y al temor de ser deportados. 

Junto con las acusaciones de uso de mano de obra infantil en varias plantas del Medio Oeste, Wong menciona que en la industria cárnica tienden a ocurrir los más altos índices de lesiones físicas de todo el sector manufacturero. La presidenta del sindicato recuerda una ocasión en que se reunió con dos trabajadoras de larga trayectoria, miembros también del sindicato: “Se levantaron las mangas y me mostraron las cirugías que les habían realizado por las lesiones provocadas por estrés repetitivo que sufrieron en el trabajo”. 

La industria cárnica fue uno de los sectores más letales para sus empleados durante la pandemia. Wong reflexiona sobre el sacrificio que hicieron los trabajadores en ese tiempo: “Sé que vivimos en una época en que estamos alejados de las granjas. Estamos alejados de la matanza en sí. Pero la realidad es que, sin estos empleados trabajando día a día durante la pandemia, ninguno de nosotros podríamos haber comido. No debemos perder eso de vista”. 

Escalante es una de esas trabajadoras. En la siguiente entrevista, habla sobre la industria, de qué manera apoya a los trabajadores, y cómo desearía que los trabajadores se pronunciaran más. Esta entrevista ha sido traducida del español al inglés y editada para fines de claridad y extensión. 

Isabela Escalona: ¿Qué haces en la fábrica de Butterfield Foods? ¿Cómo es trabajar ahí?

Dina Velasquez Escalante: He trabajado casi en todos los puestos de la línea de producción. Empecé abriendo los pollos con tijeras. Cuando pasan por la maquinaria, la máquina no los abre completamente. Luego trabajé en el área donde se le retira la piel al pollo.

Luego trabajé con los inspectores del gobierno inspeccionando el pollo para detectar infecciones y asegurar que estuviera libre de enfermedades. El asistente ayuda al inspector a descartar los pollos que el inspector identifica. El asistente documenta cuantos pollos se descartaron, la razón por la que se descartaron, qué enfermedades tienen, o si se presentan tumores. El asistente también apoya cortando las partes no deseadas si la máquina no las cortó bien. El proceso final es revisar si el interior del pollo tiene residuos, bilis, pulmones o algún riñón. 

Trabajé en la línea de producción durante 10 meses, luego me cambiaron a control de calidad. Acepté el puesto porque me gusta aprender. En esa área tomamos 10 pollos cada 20 minutos y los llevamos a un área designada para revisarlos uno por uno, y asegurarnos que no tengan pulmones, órganos, o un pequeño hueso que queda cuando se cortan los perniles. 

El control de calidad es la última revisión. Todo lo que encuentro lo documento. Por ejemplo, si encuentro un pulmón y el pulmón está completo, tiene cierta puntuación. Cada cosa que encuentro tiene cierta puntuación. Luego sumo los puntos. Si hay demasiados, debo informar al supervisor, quien habla con los empleados de la línea de producción para averiguar si hay un problema en la maquinaria o si es una falla de los empleados. 

De ahí, paso al área de “revisión”, donde un pollo puede tener una parte dañada, pero otra puede salvarse. Hay empleados que cortan lo que se puede salvar, lo lavan, y lo ponen en una bolsa. Mi trabajo es revisar la bolsa. He trabajado en control de calidad durante 3 años. 

Ahora trabajo en la oficina. Mi jefa va a jubilarse y me están capacitando para su puesto. En este momento estoy aprendiendo sobre el papeleo que se requiere. 

Workday: ¿Qué tipo de trabajo haces en la oficina?

Estoy a cargo del área de laboratorio donde tomamos muestras de pollo. Las ponemos en una bolsa en una cantidad específica de agua, y las dejamos en una incubadora 24 horas para luego leer los resultados. 

Parte de mi trabajo es también revisar que los empleados que retiran los órganos cumplan los requisitos. Que efectivamente estén sacándolos, depositándolos en el lugar apropiado, revisando que no haya contaminación y, si están colgados en los ganchos. Por ejemplo, si hay demasiada bilis dentro del pollo, lo más probable es que no sea culpa de los trabajadores. Es un problema de la maquinaria y tienen que arreglarla. Si hay demasiada bilis en el exterior del pollo, entonces tengo que ver por qué los empleados no la retiraron. 

Workday: ¿La gripe aviaria los está afectando de alguna manera?

Escalante: Así es. Está afectando nuestras horas de trabajo—últimamente nos han reducido las horas de trabajo. En ocasiones trabajamos cinco horas y eso es todo. Como los pollos están contaminados, llegan menos a la planta. 

Tengo entendido que las granjas hacen la prueba de la gripe aviaria. A veces nos hacen entregas con mucho menos pollo porque esos pollos vienen de una granja donde había contaminación, y no pasaron la prueba. Lo bueno es que tenemos sindicato. Gracias al sindicato, tenemos ciertas protecciones en cuanto a nuestras horas de trabajo. 

Workday: ¿Qué es lo que te gusta de trabajar en la planta empacadora? 

Escalante: Todo. Me gusta mucho trabajar. Me gusta tener trabajo. Quiero ganar mi dinero con dignidad. No quiero que alguien … me diga qué hacer o que mis cosas no son mías porque ellos las pagaron. Quiero ganar mi propio dinero y comprar mis propias cosas. Y estoy motivada porque mantengo a mi familia. Tengo la oportunidad de sostenerlos y ayudarlos con lo que necesitan. 

Workday: ¿Dónde vives? ¿Te gusta donde vives? 

Escalante: Ahora vivo en Windom, Minnesota. Está bien, me gusta. Antes vivía en Butterfield, Minnesota. Al principio, no tenía familiares aquí, fui la primera de mi familia en vivir aquí. Conocía a algunas personas con las que vivía. En resumidas cuentas, me dijeron que me tenía que ir. No tuve a donde ir. 

Fui a una iglesia donde yo asistía. Pregunté si habría alguien que me ayudara porque no tenía dónde vivir. Los pastores fueron muy amables y me apoyaron. Entonces comencé a vivir en St. James, Minnesota. Es muy bonito. Hay muchos lugares para caminar y tres o cuatro mercados hispanos. 

Poco después, algunos de mis hermanos vinieron a Minnesota y éramos muchos en esa casa. Encontramos un lugar en Windom, Minnesota. Fue un cambio porque había más latinos y más mercados latinos en St. James—en Windom casi no los hay. Pero me gusta. Vivo con mis hermanos, la esposa de mi hermano, mi hermana menor, y su esposo, y ahora con su bebé de 3 meses. 

Workday: ¿Cuáles son los problemas que tienen los empleados en el trabajo?

Escalante: Hay muchas lesiones por estrés repetitivo. La mayoría de los empleados trabajan en la matanza y es ahí donde tenemos la mayoría de las quejas. Es uno de los trabajos más complicados—así como en la zona de descarga. Son ellos quienes descargan los pollos de los camiones y los cuelgan en los ganchos. 

Otra de las áreas más difíciles es donde los empleados abren los pollos con tijeras. A veces las tijeras no tienen suficiente filo y la gente batalla para abrirlos. En el área de aspiración también tenemos muchos problemas porque no hay suficiente presión para extraer los pulmones y riñones —la gente se queja mucho de dolor en los brazos. 

Este año hubo muchas quejas porque un supervisor vino y se paró tras los empleados de la línea de producción. Muchos de ellos han trabajado ahí durante años y sintieron que tener a alguien viéndolos por la espalda los intimidaba y los ponía nerviosos. Resolvimos ese problema y todo mejoró. El sindicato estuvo presente en todo esto. 

Workday: ¿Trabajaste aquí durante la pandemia? 

Escalante: Sí, fue muy difícil. Antes del COVID, a mi hermana, a mi y a otros, nos daban raite al trabajo. Fue muy difícil para nosotros los que no sabíamos conducir ni teníamos auto, porque la gente ya no quería dar raites. Tenían miedo de que si alguien estaba enfermo y en su auto, se iban a enfermar y a llevar el virus a su familia. 

Entonces la gente dejó de dar raites, pero nosotros teníamos que encontrar la manera de llegar a trabajar. Yo vengo de una zona rural en Guatemala y nunca aprendí a conducir. Me sentí limitada de muchas maneras y tenía que esperar a que me ayudaran todo el tiempo, y depender de otras personas. La pandemia fue también una oportunidad para mí porque aprendí a conducir. Quizá nunca hubiera aprendido. Sentí que era mi responsabilidad cuidar de mi hermana. 

Además de los problemas de transporte, teníamos que usar mascarillas, y caminar con protectores en la cara. En el área del matadero hace mucho calor. Las gafas de seguridad se empañaban por la mascarilla, y era muy incómodo. Los empleados tendrían que limpiar las gafas y en ese momento el producto se les pasaba por la línea de producción. 

Workday: Como delegada sindical, ¿cómo te aseguraste que los empleados tuvieran información y conocieran sus derechos?

Escalante: El sindicato tiene un contrato, y hay ciertas cosas que la empresa debe hacer. Por ejemplo, pedí una copia del contrato en español, que es lo que la mayoría de los trabajadores habla. Así que como delegada dije que necesitaba un contrato en español y que debía estar aquí en la pared para que la gente pueda venir y leerlo. 

Pero alguien me dijo que no. Dijeron, “Si lo ponemos en la pared, todos tendrán acceso y la gente empezará a hablar y habrá muchas quejas”. No querían que la gente conociera sus derechos. Para ellos, cuanto más oculta esté la información, mejor. Cuando pusimos el contrato en la pared, los trabajadores empezaron a hacer más preguntas y a expresar más quejas. Una vez que la gente empezó a entender sus derechos, empezaron a hablar más conmigo. 

Seas indocumentado o no, no podemos sufrir en silencio. No podemos permitir que la gente viole nuestros derechos. No importa de dónde somos, tenemos derechos.

Workday: ¿Qué es algo que crees que todos los trabajadores deberían saber?

Escalante: Seas indocumentado o no, no podemos sufrir en silencio. No podemos permitir que la gente viole nuestros derechos. No importa de dónde somos, tenemos derechos. Con frecuencia, los trabajadores tienen mucho temor. Pero si alzamos la voz y toman represalias contra nosotros, también eso viola nuestros derechos. Los supervisores no pueden decirte que hagas lo que sea que ellos quieren. 

He visto muchas veces que los trabajos más pesados se los dan a los inmigrantes latinos porque saben que nunca dirán nada debido a su estatus. Todos somos humanos, a todos nos corre sangre por las venas. Merecemos derechos. También he visto faltas de respeto a los trabajadores guatemaltecos. Nos discriminan porque somos de baja estatura, y eso no está bien. 

Nada va a cambiar si seguimos permitiéndolo. Si nos unimos como trabajadores, tenemos el poder. Deberían tenernos miedo, pero somos nosotros quienes les tenemos miedo. Como mayoría, tenemos el poder. Tenemos que alzar la voz. 

Este artículo es una publicación conjunta entre Truthout y Workday Magazine. Esta historia también es parte de la Serie del Proyecto: Escuchando a los Trabajadores de Minnesota, una serie sobre trabajadores sindicalizados y no sindicalizados en Minnesota y sus alrededores, y otras comunidades rurales. 

Isabela is the Senior Associate Editor for Workday Magazine.

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